Desde hace unos años, me ducho con agua fría. ¿El motivo? Los beneficios. En este post descubrirás por qué decidí hacerlo y los pasos para poder acostumbrarse.
Todo empezó al ver por Internet vídeos de Wim Hof, el llamado hombre de hielo. Tiene varios récords mundiales, como el de estar más tiempo sumergido en hielo o correr una maratón dentro del Círculo Polar Ártico. Constantemente habla de los beneficios de la exposición al frío (que veremos más abajo) y la verdad que al escucharle dan ganas de probarlo. Pero claro, cosas como subir al Kilimanjaro en 31 horas y media necesitan de un entrenamiento previo.
Las duchas frías se podrían comparar con un HIIT de frío. Tras unas cuantas semanas, tendrás la sensación de que puedes abrigarte menos al salir a la calle y aún así mantener tu temperatura corporal.
Beneficios
Los beneficios son:
- Despeja mente y cuerpo. No hay nada como una ducha de agua fría por la mañana para empezar alerta el día. Además, a diferencia del café, no te producirá un bajón cuando se pase el efecto.
- Mejora la circulación. La exposición al frío provoca que los vasos sanguíneos se contraigan y el corazón palpite más rápido. También moviliza el sistema linfático, ayudando a eliminar deshechos del cuerpo.
- Aumenta la testosterona. James Bond lo sabía, y por eso se duchaba con agua fría cada mañana. Visto el declive en el nivel general de testosterona en la sociedad moderna, no vendría nada mal a todos los hombres exponerse a una dosis de agua gélida.
- Aumenta el metabolismo y la resistencia al frío. La exposición regular al frío provoca la creación de grasa marrón o grasa parda. Antes de echarte las manos a la cabeza y pensar que vas a engordar, sigue leyendo. Este tipo de grasa es especial porque se encarga de quemar grasa blanca (la mala) para convertirla en energía. En consecuencia, aumentas tu gasto calórico, tu resistencia al frío y la quema de grasa, pues tu cuerpo está utilizando esta grasa blanca para mantener su temperatura corporal. Notarás que tienes más calor interno y mantienes tu temperatura corporal sin esfuerzo.
Vistos todos estos beneficios, ¿por qué no se ducha todo el mundo con agua fría?. Si quieres la respuesta a esta pregunta, deja de leer y métete debajo de agua helada.
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¿Ya? Tanto si lo has hecho como si no, te lo diré: es incómodo. Quizás la palabra incómodo se quede corta, y lo que sientas es unas ganas de salir corriendo de ahí. Se activan nuestros impulsos más básicos, aquellos creados por la evolución millones de años atrás. Este es, a su vez el mayor beneficio y la mayor dificultad: combatir esa parte de tu cerebro que te urge a poner el agua caliente y relajarte.
Las duchas frías te obligan a aceptar la incomodidad, una habilidad casi inexistente en nuestra sociedad. Todos buscamos estar lo más cómodos posible. Ir calentitos en nuestro coche a todos los sitios, que un repartidor nos traiga la comida a la puerta de casa, etc. Esto es lógico si miramos cómo está diseñado nuestro cerebro, preparado para vivir en el Paleolítico. En esta época, no había comida (energía) ilimitada como en la actualidad, y el cerebro evolucionó para ser lo más eficiente posible.
Por eso, cuando estás delante del agua helada, mirándola con aprensión, tu cabeza va a inventarse todo tipo de excusas para que no te metas: que si hoy no has tenido buen día, que si has pasado ya mucho frío por la noche, que si por un día que no lo hagas no pasa nada. Lo único bueno es que en el momento que te sumerjas, se van a pasar las excusas y solo vas a estar concentrado en el agua.
Finalmente, cuando acabas la ducha se queda una sensación única en el cuerpo. Por un lado, sientes la victoria, por haber superado el reto una vez más, y al mismo tiempo poder e invencibilidad. Sé que suena improbable que puedas conseguir estas sensaciones con una simple ducha fría, pero así es.
Plan de acción
Como tantas otras cosas, las duchas frías son algo simple (pero no fácil). Abrir el grifo y meterse en el agua. Pero para el común de los mortales, este enfoque no es sostenible y abandonará a los pocos días. Una aproximación más gradual sería pasar por dos niveles:
- Empezar duchándose con agua caliente, y al final, antes de acabar, ponerse unos segundos de agua fría. Al principio, estos segundos pueden ser solo de agua fría en las piernas, y no todo lo frías que permite nuestro grifo. Poco a poco podemos ir aumentando el tiempo de exposición, el área de nuestro cuerpo que mojamos, y lo fría que sale el agua. Cuando nos acostumbremos, pasar al siguiente nivel.
- Entrar directamente al agua fría. Al igual que en el paso anterior, seguir una progresión: primero solo las piernas, cada vez más fría el agua, etc. Se podría considerar superado este nivel cuando puedas entrar al agua más fría posible con todo el cuerpo a la vez.
La importancia de la respiración
Un aspecto importante cuando estás aprendiendo a cómo ducharse con agua fría es controlar la respiración. En el momento que entres al frío, tu cuerpo sufrirá una reacción instintiva y te quedarás sin respirar, paralizado, mientras intentas acostumbrarte al frío . Es primordial pues, que recuerdes hacer inspiraciones profundas cuando estés en la ducha.
Mejor aún si haces un ciclo de 30 inspiraciones antes de meterte siguiendo el método de Wim Hof: respirando por la boca, rápida y profundamente. De esta manera acelerarás el pulso de tu corazón y la cantidad de oxígeno en circulación, y lo que es más importante: llevarás más sangre a tus órganos centrales y menos a tus extremidades, lo que permitirá que no te enfríes tanto.
Mi método
Personalmente, seguí todos los pasos mencionados, y ahora mis duchas consisten en tres partes:
- Agua fría al comienzo, para forzarme a la incomodidad. Esta parte no suele durar demasiado (30 segundos es lo más normal).
- Agua caliente para poder disfrutar un rato y coger fuerzas para la tercera parte.
- Agua fría para finalizar. Esta parte es mucho más sencilla que la primera, porque ya estoy acostumbrado al frío y gracias al agua caliente he aumentado mi temperatura. Por eso puedo aguantar más tiempo, y sentirme renovado al salir.
Hasta aquí el artículo de esta semana. Espero que sea útil y te empuje a aprovechar todos los beneficios de esta práctica.
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