Una popular frase es: aprende de tus errores. Por desgracia, no es correcta.
El razonamiento es que si cometes un error debes aprender de él, para así no volverlo a hacer nunca más.
Pero esto no es todo. Podemos ir mucho más allá.
Aprende de los errores de otros
En esto se resume el artículo. No debes aprender (solo) de tus errores, sino de los de otras personas. ¿Por qué? Tres razones.
Para empezar, es mejor aprender de antemano y no cometer un error. Si ya lo conoces, es menos probable que caigas en él, ahorrándote el esfuerzo de recuperarte del fracaso.
Si aprendes de los errores de otras personas, también puedes aprovecharte de los conocimientos y razonamientos de personas más inteligentes, sabias y experimentadas que tú. Ideas que nunca serías capaz de concebir por ti mismo pueden ocurrírsele a otra persona.
Por último, puedes encontrar solución a errores que tú estabas cometiendo pero no encuentras solución. Sea cual sea el problema que tengas, seguro que alguien de tu alrededor o a lo largo de la historia ha tenido un problema similar y puede compartir su solución contigo, ahorrándote meses (o años).
La razón por la que la civilización humana se ha desarrollado tanto es porque han usado este método. Cada generación heredaba los conocimientos de la anterior, permitiendo así centrarse en solucionar nuevos errores que a su vez traspasaban a la siguiente.
Por ejemplo, durante siglos se pensó que la Tierra estaba en el centro del Universo. Cuando por fin se demostró que esto era falso, las siguientes generaciones ya tenían conocimiento de este hecho, pudiendo así avanzar aún más.
¿Cómo se hace?
Hay dos simples maneras de aplicar este conocimiento a tu vida: escuchando y leyendo.
Saber escuchar es una habilidad indispensable. Puedo contar con los dedos de una mano las personas que conozco que son buenas en este aspecto. Todos quieren (queremos) contar nuestras experiencias problemas, sentimientos a alguien que nos comprenda y nos escuche. Alimentar nuestro ego.
En consecuencia, nos cuesta pararnos y escuchar a los demás. Sin juzgar. Escuchando podemos conocer los errores que ha cometido esa persona. Podemos interrogarles para obtener con todo lujo de detalles qué sucedió, cuál fue la causa y cómo lo solucionaron.
Por otro lado tenemos la solución más común. Leer.
Cuando lees tienes acceso directo al cerebro de una persona, sin conocerla. El mayor experto del mundo puede escribir lo que ha aprendido a lo largo de su vida en un libro que puedes leerte en una semana.
Ahora lo tomamos como algo normal, pero párate a pensarlo. Todos los errores que ha cometido una persona en su área de especialidad, están escritos para que tu aprendas de ellos de una manera sencilla.
Todavía mejor, estas personas son las mejores del mundo en lo que hacen. En general, no vas a poder tener acceso a ellas para poder escucharlas directamente, pero sí puedes leerlas.
Y esto no es todo. Estas personas pueden estar muertas. Párate a pensarlo por un momento. ¡Puedes aprender de los mejores de la historia!
Por ejemplo, no equivocarse en cómo vivir tu vida puede evitarse leyendo a los estoicos, los mayores especialistas en el arte de vivir una buena vida.
Puedo evitar cometer errores al escribir con este genial libro, aunque su autor haya fallecido.
Puedo aprender a cuidar de mi salud evitando los mitos que la acompañan.
Puedo crear hábitos con personas que han dedicado años a su estudio.
Puedo aprender a aprender de manera más eficiente de investigadores que han dedicado su carrera a ello.
Una advertencia
No todo es de color rosa. Si aprendes de los errores de los demás, necesitas un filtro para saber de dónde merece la pena aprender.
Si escucho la historia de alguien que nunca compraba lotería hasta que un día compró un boleto y se hizo millonario, soy consciente de que no hay que aprender de eso.
Si alguien me cuenta que por mucho que entrenaba no ganaba músculo, hasta que empezó a tomar esteroides, tendré el suficiente sentido común para no hacer caso a ese consejo.
Necesitas aprender a pensar por ti mismo.
Solo así esta idea puede ser efectiva.
Conclusiones
Como ves, es útil aprender de los demás. Aunque no tengan tus mismas circunstancias, en numerosos casos serán similares. Al fin y al cabo, todos somos humanos y nuestros cerebros son similares.