Me considero una persona introvertida. Por alguna razón, es impopular en nuestra cultura, donde lo que está de moda es ser más extrovertido: abierto, que te encante estar con muchas personas, conocer a un montón de gente, etc. Sin embargo, no es necesariamente lo mejor. Un introvertido obtiene energía de las ideas, imágenes y recuerdos que están en su mundo interior. Es por esto que muchas veces prefiere estar solo o en ambientes tranquilos, con pocas personas.
Muchos personajes históricos eran reconocidos introvertidos: Isaac Newton, Einstein, Steven Spielberg, JK Rowling, Abraham Lincoln, Bill Gates. Ellos mismos reconocen que si no contaran con esta cualidadd, les habría sido más complicado llevar a cabo sus obras (fueran del tipo que fuesen). Esto es porque al ser introvertidos, pueden estar más centrados en su trabajo, ajenos a las distracciones.
El problema viene cuando confundimos tímido con introvertido. En general suelen ir asociados (como era mi caso), pero no tiene por qué ser así. Incluso puede haber extrovertidos tímidos. Ser tímido implica sufrir de ansiedad en situaciones sociales, un exagerado miedo al qué pensarán de mí. Le angustia pensar en relacionarse con gente desconocida, a pedir cosas o a expresar sus deseos. Mientras que a veces el introvertido no se relaciona porque no quiere y está más a gusto en solitario, el tímido no se relaciona porque no puede, debido al miedo que tiene.
Eliminando la timidez
Por suerte, podemos elegir cambiar y dejar de ser tímidos en relativamente poco tiempo. ¿Cómo?. Actuando como si no fuéramos tímidos. Forzarnos a realizar acciones que no realizaríamos habitualmente. Por ejemplo, proponernos iniciar una conversación al día con una persona, primero conocida y luego desconocida. Pedir favores a diferentes personas. Pedir cosas poco habituales en tiendas, por ejemplo un descuento en el café sin ninguna razón aparente. Tumbarse en el suelo en un lugar público. Si nada de esto funciona, queda la solución más extrema, que sería buscar un trabajo de vendedor puerta a puerta. No hay nada más efectivo para ser inmunes al rechazo y superar el miedo.
Esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero contamos con un arma secreta: la progresión gradual. Si dividimos en pequeñas partes nuestro objetivo, será más fácil conseguirlo. Esto significa, por ejemplo, si queremos iniciar conversaciones con personas desconocidas, podemos empezar pidiendo la hora. Sólo tenemos que decir una simple frase. Después podemos añadir una sonrisa y un gracias al final, después un ¡que pases un buen día!. Luego podemos pasar a iniciar conversaciones en ambientes tranquilos, y así sucesivamente.
Tu único objetivo debe ser dividir el camino entre dónde estás y dónde quieres llegar en trozos tan pequeños como sea posible, y luego actuar para recorrerlo.
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