Hoy voy a hablar de un libro. Mindset, de Carol Dweck (aquí puedes encontrarlo en español). En él habla de dos tipos de personas: aquellos con mentalidad fija (fixed mindset) y aquellos con mentalidad de crecimiento (growth mindset).
Estos dos tipos de mentalidad influyen en el aprendizaje, la manera que tiene cada persona de enfrentarse a los retos que supone aprender.
Por un lado, está la mentalidad fija. Las personas que la poseen creen que su nivel de habilidad está determinado de antemano. No les gusta oír críticas o fallar porque esto significaría que su supuesta habilidad percibida no es tan buena como piensan. Si no tienen esta habilidad ¿qué les queda? Creen que no se puede aprender nada nuevo.
Igualmente, no les gusta probar cosas nuevas porque se «arriesgan» a que estas no se les den bien y quede en entredicho su capacidad.
Por este mismo motivo creen que esforzarse es malo. Al fin y al cabo, si te tienes que esforzar para conseguir algo es porque no eres bueno en ello.
La frase más repetida es «esto se me da/no se me da bien».
Por otro lado, las personas con mentalidad de crecimiento creen que dedicando suficientes horas y esfuerzo, son capaces de conseguir cualquier cosa. Son conscientes de que hay personas con más talento o habilidades innatas que otras, pero creen que no son para nada imprescindibles.
Es por esto que a diferencia de las que tienen la mentalidad fija, sí les gusta oír críticas y fallar porque saben que esto les ayuda a aprender. Además, valoran el esfuerzo, porque saben que es el mejor camino para aprender algo.
Es especialmente importante el trabajo que deben hacer padres y profesores para inculcar esta mentalidad de crecimiento a los niños. Sutilmente, frases como «que bien se te da esto» o «parece que esto no es lo tuyo» crean una mentalidad fija. En vez de eso, decir «se nota que te has esforzado» o «necesitarás trabajar más» influyen muchísimo en la mentalidad que se crea.
Finalmente, Dweck comenta que estas mentalidades se pueden aplicar no solo al aprendizaje, sino también a las relaciones personales. Aquellos con mentalidad fija piensan que su pareja perfecta les pondría en un pedestal, y les haría sentirse perfectos; mientras que aquellos con mentalidad de crecimiento prefieren a alguien que reconozca sus faltas y les ayude a mejorarlas, aprender nuevas cosas y ser mejores personas.
Es notable también el hecho de que en una misma persona pueden convivir los dos tipos de mentalidad. Por ejemplo, puedes ser consciente de que tener una relación agradable es un trabajo y esfuerzo constante, y a la vez creer que las matemáticas «no son lo tuyo». No solo eso, sino relacionado con el aprendizaje también. Por ejemplo creer que no eres bueno nadando pero a la vez creer que si perseveras podrás levantar cada vez más y más peso en el gimnasio.
Conclusiones
Esta idea de los dos tipos de mentalidad se puede aplicar a todo en la vida. Algunas personas creen que si se esfuerzan podrán conseguir todo lo que se propongan, por mucho que les cueste, porque al final merecerá la pena. También están más abiertos a probar cosas nuevas porque sí, puede que no se les den bien, pero… ¿qué más da? Están aprendiendo.
Otras prefieren acomodarse y hacer lo que siempre han hecho: ir de vacaciones a los mismos sitios, hacer las mismas actividades y tener el mismo trabajo toda su vida. No digo que esto sea malo per se, pero a veces caen en esta rutina sin darse cuenta.
Es increíble como un simple cambio de mentalidad que en principio parece tan sencillo puede tener tantas consecuencias (positivas).