¿Cómo piensa Elon Musk? ¿Cuál es su secreto? ¿Es una persona única en el mundo o podemos aprender de él? En este artículo voy a diseccionar su manera de pensar y analizar qué podemos aprender de él.
Nota: este artículo está basado en este de Tim Urban. Es más largo y detallado, pero está en inglés.
Para quien no conozca a Elon, es uno de los mayores emprendedores del mundo. Ha fundado grandes compañías como Tesla, SpaceX, SolarCity, X (que después se convertiría en PayPal) o The Boring Company. Fundar una de ellas ya es un gran logro, pues todas tienen el potencial de cambiar el mundo. Si quieres saber más sobre él, te recomiendo su biografía, en español o en inglés.
¿Cómo lo ha conseguido?
Cuando la mayoría de la gente se fija en él, creen que todo lo que ha conseguido se debe a su inteligencia innata y gran capacidad de razonamiento. Si vemos el cerebro como un ordenador, sería comparable a decir que tiene un avanzado hardware. El problema es que el hardware de una persona en particular no se puede cambiar. Por suerte, lo que le hace especial es su manera de ver y analizar el mundo, su software. La manera en la que razona, analiza la realidad y saca conclusiones.
Su secreto es razonar de primeros principios. Consiste en preguntarse el porqué de todo hasta llegar a la razón última de las cosas. Intentar ver cómo es el mundo, sin basarse en mitos y suposiciones de otras personas (lo que se conoce como sentido común).
Esto contrasta con cómo razonamos los demás. La mayoría de nosotros asumimos una serie de principios y a partir de ellos desarrollamos nuestro razonamiento. Por ejemplo, antes se asumía como principio inamovible que la Tierra era el centro del sistema solar. Esto hacía que para explicar la trayectoria de los planeta fuera necesaria una serie de complicados círculos y elipses. Hoy sabemos que ese principio estaba mal y en consecuencia tenemos una visión más acertada del Sistema Solar.
Este ejemplo, que quizás parezca ridículo, no es el único. Muchas cosas que tomamos por ciertas no lo son, si nos paramos a pensar de dónde vienen. Hay infinitos ejemplos, algunos de ellos son:
- Es imposible jubilarse joven.
- Tener un trabajo es muy seguro.
- No desayunar es malo.
- Viajar es caro.
- La grasa engorda.
- Es necesario poseer ciertas cosas para ser feliz.
Cuando Musk vendió PayPal, y se quedó con 180 millones, el pensamiento convencional le impulsaría a relajarse y disfrutar de no hacer nada. Sobre todo, tenía que evitar arriesgarse a perder todo el dinero que tenía. En vez de eso, se dio cuenta de que la construcción de cohetes era demasiado cara. Los materiales apenas suponían el 2% del coste de un cohete. Se propuso crear una empresa para abaratar estos costes, y fundó SpaceX, hoy valorada de doce mil millones de dólares.
Nuestro software
¿Por qué pensamos así? De manera innata, tendemos a ser curiosos. Los niños siempre preguntan el porqué de las cosas: por qué pasa esto, y lo otro y lo otro. Nunca están satisfechos, y quieren llegar siempre al principio básico. Al final al que preguntan no puede más y acaba diciendo porque yo lo digo. Un ejemplo es la escuela, donde te hacen memorizar una serie de cosas aleatorias, sin explicarte las razones, como explica este artículo.
La mayoría del principios viene de un software antiguo. El saber popular evoluciona despacio, y está anticuado. Lo más normal es que vaya con 20 años de retraso. Normalmente, viene empaquetado en conjuntos de creencias: el dogma y las tribus.
El dogma está en todas partes y viene en un montón de maneras diferentes, pero en general sigue el mismo patrón: X es verdad porque [autoridad] lo dice. Autoridad puede ser cualquier cosa: mi padre, los medios de comunicación, los médicos, mi generación, mi religión, mi país, mi partido político, mi profesor, las películas… Hay infinitas fuentes de autoridad que intentan instalarnos un dogma.
El dogma, en oposición a razonar de primeros principios, no está personalizado para el creyente y no se critica y ajusta a medida que la realidad cambia. No es software, sino un libro impreso. Sus reglas quizás estén basadas en cierto razonamiento por cierto pensador en cierto conjunto de circunstancias, en un pasado lejano o en un lugar lejano. Pero eso no importa porque se supone que no debes excavar la superficie demasiado – solo debes creértelo y vivir con ello. No se necesita evidencia.
La gente no hace nada de esto a propósito. Cuando rechazamos un de dogma, nuestra intención es liberarnos de una vida de pensamiento dogmático y aceptar el razonamiento independiente. Pero es un hábito difícil de romper. Tiene un gran aliado: las tribus.
Las tribus son conjuntos de creencias. Te dicen «en este aspecto tienes que pensar de esta manera, en este otro de esta, en este tener determinada opinión». Cualquier intento de salirse del rebaño, o tener una opinión propia está prohibido. Las tribus no son malas por sí mismas porque ayudan a la gente a unirse y aportan un sentimiento de comunidad, pero si se convierten en cerradas puede ser peligroso. Deben promover el pensamiento crítico del individuo. Algunos ejemplos de tribus son un partido político, una religión, los veganos o los practicantes de Crossfit.
¿Cocinero o chef?
La mejor distinción para diferenciar las dos maneras de razonar es usas una analogía con cocinero y chef. Aunque muchas veces se utilicen como sinónimos, no lo son. Un cocinero sigue las recetas de un libro. Todo lo que hace ya fue pensado y diseñado por otra persona. Si el libro sugiere echar dos tomates en una receta, él lo hace. Un chef crea sus propias recetas. Observa los ingredientes disponibles y cocina un plato único. Por ejemplo, la primera pizza. Ya existía el tomate , la harina y el queso pero no fue hasta que a un chef se le ocurrió juntarlos que creó la primera pizza.
No hay una definición clara de qué es un cocinero y qué es un chef. No es binario, blanco o negro. Es más bien un espectro. Se puede ser más cocinero o más chef. También depende del ámbito. En algunas áreas se puede ser cocinero y en otros se puede ser chef. Muchas veces no nos damos cuenta de cuándo estamos siendo cocineros y cuándo chefs.
En todos los ámbitos profesionales se aprecia esta distinción. Hay cocineros y chefs en el mundo de la música, arte, tecnología, arquitectura, escritura, negocios, comedia, marketing, entrenamiento de fútbol, enseñanza y estrategia militar. En cada caso, aunque la mayor parte del tiempo ambos están con el piloto automático, en los momento clave en los que es imprescindible crear algo nuevo el chef y el cocinero revelan sus verdaderas personalidades. Los chefs crean mientras que los cocineros, de una manera u otra, copian.
Cuando miramos a un chef como Elon Musk desde fuera, confundimos su razonamiento independiente con mágicas y excepcionales habilidades. Tres ejemplos:
- Confundimos la clara visión del presente del chef con visión en el futuro. Cuando alguien como Elon crea Tesla, se le toma como un visionario. Ha hecho algo que los de más veían imposible. En realidad, ha hecho algo que era posible en aquel momento pero la sabiduría popular, basada en creencias de 10 – 50 años atrás, decía que era imposible.
- Confundimos la comprensión del riesgo del chef por coraje. El chef no hace cosas arriesgadas. Analiza la situación mediante primeros principios y actúa. Cosas como empezar una compañía no son realmente arriesgadas, el miedo de la gente no está basado en la lógica. En palabras del propio Musk:
A veces la gente le teme demasiado a empezar una empresa. Realmente, ¿qué es lo peor que puede pasar? No van a morir de hambre, no van a morir de frío – ¿qué es lo que temen?
- Confundimos la originalidad del chef con ingenuidad brillante. La gente cree que para pensar fuera de la caja necesitan inteligencia y creatividad, pero es independencia. Cunado ignoras la caja y construyes tu razonamiento desde cero, seas brillante o no, acabas con una conclusión única.
Cómo ser un chef
El secreto no está en Musk. Él es el normal. Nosotros, cocineros, somos los raros. Entonces… ¿cuál es nuestro problema? .¿Cómo acabamos tan asustados y temerosos de ser chefs?.¿Cómo aprendemos a ser más como chefs, quienes crean su propio camino en la vida sin aparente esfuerzo?. Cuando intentas convertirte en chef, primero es necesario pasar por tres revelaciones:
1.- No sabes nada.
El peor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, es la ilusión de conociemiento. Stephen Hawking.
Creemos que sabemos mucho, pero no es así porque nuestros conocimientos están basados en principios falsos. Para darnos cuenta de este hecho, lo mejor es preguntarnos los porqués de las cosas una y otra vez hasta llegar a aquello que asumimos sin cuestionar.
2.- No eres el único que no sabe nada. Nadie sabe nada. El mejor ejemplo es el cuento del emperador. Los demás no saben tanto como nos quieren hacer creer. Aunque parezcan seguros de sí mismos, tienen muchas dudas e inseguridades. Los demás no son más inteligentes que tú. Como decía Steve Jobs.
La vida puede ser mucho más amplia cuando descubres un simple hecho: todo lo que está a tu alrededor, que tú llamas vida, fue creado por personas que no eran más listas que tú. Y puedes cambiarlo, puedes influenciarlo, puedes construir tus propias cosas que otras personas pueden utilizar. Una vez aprendes esto, nunca serás la misma persona otra vez.
3.- Tu vida es un videojuego. Las dos primeras revelaciones nos permiten abrir nuestro software, identificar qué partes fueron puestas por alguien que no somos nosotros y con confianza empezar a saber qué queremos y qué es real, eligiendo metas y estrategias que sean las correctas para nosotros. En función de cómo nos enfrentemos a esta tarea, hay 4 tipos de personas:
- El cocinero orgulloso. Es la persona creyéndose todos los dogmas y principios impuestos desde el exterior. Cualquier voz independiente de su interior o pensamiento crítico fueron silenciados hace mucho tiempo, y no hay distinciones entre sus pensamientos y el dogma que sigue. Cree que es una persona muy sabia que lo tiene todo resuelto.
- El cocinero inseguro. Este es el orgulloso cuando se da cuenta de la primera revelación: no sabe nada. Se siente perdido en el mundo, preguntándose por qué es tan incapaz de entender aquello que los demás comprenden con tanta facilidad
- El cocinero que se odia a sí mismo. Es en lo que se transforma el cocinero inseguro cuando se da cuenta de la segunda revelación: los demás no saben nada. Se odia a sí mismo porque finge seguir la corriente a los demás, aun sabiendo que se equivocan. Lo hace porque aún no se atreve a dar el paso y ser diferente, y por esto mismo se odia a sí mismo.
- El chef. Es en lo que se convierte el anterior cuando decide no seguir la corriente. Razona por sí mismo y dice la verdad, como el niño en el cuento del emperador.
¿Qué nos frena?
¿Qué nos impide convertirnos a todos en chefs?. Principalmente dos ideas equivocadas.
- Miedo sin fundamento. Los humanos estamos programados para tomarnos muy en serio el miedo. Es una estrategia evolutiva cuyo propósito es protegernos de los peligros. El problema es que muchas veces este miedo no es real. Estamos más asustados de hablar en pública que de enviar mensajes mientras conducimos, más asustados de hablar a un extraño en un bar que casarnos con la persona equivocada, más asustados de no poder permitirnos el mismo estilo de vida de nuestros amigos que pasar 50 años en un trabajo que odiamos. Todo por miedo a la vergüenza, el rechazo y no encajar.
- Identidad errónea. Creemos que todos nuestros actos deben encajar en nuestra identidad. Tememos que no sea así y por eso actuamos como se supone que debemos actuar. No entendemos que somos científicos en un laboratorio, no el experimento. Esta idea la entiendes cuando llegas a la tercera revelación: la vida es un videojuego. Excepto quebrantar la ley o hacer daño a alguien, no hay límites en qué puedes o no puedes hacer.
Así que si queremos pensar como científicos más a menudo en la vida, esos son los tres objetivos clave: ser más humildes sobre lo que sabemos, más confiados sobre qué es posible, y menos asustados de cosas que no importan.
Es un buen plan, pero complejo de llevar a cabo. Lo más importante es no intentar ser un perfecto chef, pues eso es imposible.