Tenemos demasiadas posesiones. Nos resistimos a tirarlas, venderlas o regalarlas por nuestro apego sentimental a ellas. En este artículo aprenderás un sencillo truco para deshacerse de lo que no te aporte.
Desorden
Observa tu habitación. Si eres como la mayoría, tienes una gran cantidad de objetos que no quieres: ropa, libros, papeles. Tendemos a acumular cosas “por si acaso”, pero el principal motivo es que no queremos deshacernos de ellas.
Como humanos, queremos poseer cuantas más cosas mejor, porque evolucionamos en un entorno de escasez. Este impulso, aunque no es ya útil para sobrevivir, sigue afectando a nuestro comportamiento.
Si fuéramos capaces de eliminar cosas que no nos aportan, como propone la via negativa, tendremos más espacio para las cosas que sí importan.
Acumulamos cosas sin aparente utilidad
Aunque en este artículo me estoy refiriendo a cosas materiales (objetos) que puedes eliminar, también puedes aplicar esta idea a hábitos, relaciones o actividades que haces en tu tiempo libre.
Podemos deshacernos de las cosas más fácilmente con un sencillo truco: actuar como si no fuera nuestro en primer lugar.
Imagina que no fuera tuyo
Cuando nos damos cuenta de que algo no nos aporta más, pensamos en deshacernos de ello, por ejemplo vendiéndolo. Es lo que me pasó a mí con la Playstation 3.
Aunque la había disfrutado mucho, ya apenas jugaba. Pensé en venderla, deshacerme de ella, pero al momento mi cerebro paleolítico actuó. Me decía: ¿Para qué vas a venderla? A lo mejor la echas en falta en el futuro, y piensa en todos los buenos ratos que has pasado con ella.
Pero al poco tiempo, leí sobre este sencillo truco.
Imagina que el objeto en cuestión no lo posees y te ofrecen comprarlo por cierto precio. ¿Lo comprarías?
Si la respuesta es no, significa que debes vender el objeto. Aunque es contraintuitivo, estás pagando ese precio por poseer el objeto, al no querer venderlo.
En mi caso, me enteré de que me daban hasta 100€ por la Play. Me pregunté ¿de verdad quiero pagar 100€ por tener la opción de jugar de vez en cuando? La respuesta, evidentemente, era no. Así que la vendí.
Lo que es todavía mejor, si en el futuro te arrepientes de tu decisión (algo muy improbable) siempre puedes volver a comprarlo.
¿Y si no puedo venderlo?
A veces, los objetos que tenemos no merece la pena venderlos. Ya sea porque el trabajo de hacerlo no compensa o porque nadie los compraría.
La solución es pensar si aceptarías ese objeto si alguien te lo regalara a ti. ¿Lo cogerías sin pensarlo o lo rechazarías por ser un trasto más?
Aquí tienes tu respuesta. Si en ningún caso lo cogerías ni regalado, ¿por qué lo sigues teniendo?
Falacia del costo hundido
Una vez más, nuestro cerebro nos juega una mala pasada y se resiste a deshacerse de algo por menos valor de lo que pagamos. Esto se debe, por supuesto, a la falacia del costo hundido.
Es la responsable que nos resistamos a vender o regalar algo porque a nosotros nos costó X€. Si nos costó ese dinero, no vamos a venderlo por un 20% de ello, o gratis ¿no?
Falso. El precio que pagaste es un costo hundido. Es algo que no recuperarás hagas lo que hagas y por tanto no tiene sentido seguir aferrándose a ello.
Me he dado cuenta de que este impulso es más fuerte si el objeto está sin estrenar. A pesar de que sepas que fue un error comprarlo, y no lo vas a usar nunca, te resistes a deshacerte de él. ¡Al fin y al cabo, está nuevo!
Un nuevo experimento
Después de escribir este artículo, me han entrado ganas de realizar un nuevo experimento, que puedes hacer tú también si lo deseas para poner este truco en práctica, y aligerar tus posesiones materiales.
A partir del próximo lunes, voy a deshacerme de objetos siguiendo un orden. En principio será enfocado a la ropa, pero también cualquier otra cosa que vea alrededor y no sirva un propósito claro.
El primer día del experimento (lunes) tiraré, venderé o regalaré solo una prenda. El martes dos, el miércoles tres y así sucesivamente. Cada día un objeto más que el anterior.
El experimento tendrá una duración de 1 semana, lo cual supondrá deshacerse de la nada desdeñable cantidad de 28 objetos… como mínimo. Si lo veo posible extenderé la duración todo lo que pueda.
Y tú, lector, ¿te animas a unirte?