¿Es posible predecir el futuro?
Nos encanta hacernos esa pregunta. Hoy os traigo el resumen de un libro impresionante que lo consigue. Se titula «The Sovereign Individual» o en español «El Individuo Soberano».
¿Te suenan noticias que hablan del aumento de la desigualdad y la precariedad laboral, la necesidad de dinero de los Gobiernos o la corrupción? Este libro ofrece una explicación. Lo más curioso es que se escribió en 1997, y muchas de sus predicciones ya se han hecho realidad.
Muchos otros cambios aún están por venir. Conocerlos nos hará estar mejor preparados para ellos.
La Era de la Información
“Se acabó la edad moderna. El mundo ya no estará organizado a gran escala bajo la dominación de las naciones – estado. La civilización que trajo las guerras mundiales, la cadena de producción, la seguridad social, el impuesto a los ingresos, desodorantes y tostadoras está muriendo. Quizás desodorantes y tostadoras sobrevivan. Lo demás no.”
Una de las infinitas maneras de dividir la Historia es en estas tres etapas:
- Era de cazadores – recolectores
- Era de la Agricultura
- Era Industrial
La gran diferencia entre ellas está en cómo se crea la riqueza. En la Era de la Agricultura se creaba cultivando la tierra. Con la llegada del motor de vapor todo cambió. La riqueza era creada en fábricas con ayuda de máquinas.
Cada uno de estos cambios supuso una revolución en la organización de las sociedades. Las transiciones de una Era a otra beneficiaron a algunos y perjudicaron a otros.
Lo más curioso es que visto en retrospectiva, todos estos cambios nos parecen evidentes. Creamos explicaciones con las que parece obvio todo lo que iba a suceder. Sin embargo las personas viviendo en aquella época no tenían ni idea de lo que estaba pasando.
¡Ahora está ocurriendo exactamente lo mismo!
Hemos entrado en una nueva etapa de la Historia: la Era de la Información. ¿La causa? Internet.
“A diferencia de la revolución de la agricultura, la revolución de la Información no tardará mil años en hacer efecto. A diferencia de la Revolución Industrial, su impacto no estará repartido en siglos. La revolución de la Información ocurrirá en una sola generación y en todos los sitios a la vez.”
La revolución está ocurriendo ante nuestros propios ojos, y contemplaremos la transición completa.
No podemos evitarlo. Por mucho que nos cueste aceptarlo, las personas nos comportamos en función de incentivos. Si alguien ve un billete en el suelo, se agachará y lo recogerá. Da igual que viva en Budapest, Buenos Aires o Bangkok.
De la misma manera, la transición sucederá, queramos o no.
“Debería ser obvio que las transiciones importantes de la historia rara vez están conducidas por los deseos humanos. No ocurren porque la gente se harta de un modo de vida y de repente prefieren otro. La gente no cambia de opinión tan bruscamente ni todos a la vez.”
Como en todas las grandes transiciones, habrá cambios profundos en infinitos aspectos. Prosperarán los que antes se den cuenta de que vivimos en una nueva Era y abandonen las antiguas reglas del juego para aprender las nuevas.
¿La principal? El fin de la igualdad.
El fin de la igualdad
“La naturaleza sonríe ante la unión de libertad e igualdad en nuestras utopías. Libertad e igualdad son enemigos jurados y eternos, y cuando una prevalece, la otra muere.”
Will Durant, Lecciones de la Historia.
Estamos acostumbrados a que en las sociedades desarrolladas exista una gran clase media. Hace 50 años, si tenías una carrera no era demasiado difícil conseguir una trabajo decente, comprar una casa, casarte, formar una familia y retirarte a los 65 años con una buena pensión. Hoy en día te puedes considerar afortunado si no eres mileurista. ¿La causa?
Una vez más, Internet. Más específicamente, el cambio en el tipo de mercado.
Siempre que hay oferta y demanda pueden ocurrir dos cosas. O bien un «mercado de ganadores» se lo llevan todo o un «mercado equitativo». La mejor manera de entenderlo es con un ejemplo.
Como ejemplo de mercado equitativo pongamos el mercado laboral como ha sido hasta ahora. La inmensa mayoría de las personas tienen una habilidad promedio ni mucha, ni poca. Si estamos en un mercado equitativo, las personas recibirán una recompensa acorde a esta habilidad. No todos tienen la misma habilidad por lo que unos recibirán más y otros menos, pero el pastel se repartirá por igual.
Los mejores recibirán más, y los peores recibirán menos. Como ya he dicho, por su propia definición, la mayoría de personas estarán en la media, y recibirán por ello un sueldo medio, creando así la clase media.
Pero esto se ha acabado. Estamos entrando en un mercado de ganadores. Los mejores se llevan todos los beneficios. El resto, aunque tengan habilidad media, se tienen que quedar con los restos, y les cuesta subsistir.
¿Un ejemplo? Los actores. Existen unos pocos, los más famosos y reconocidos que ganan millones y millones de euros. Después están todos los demás, que luchan por el resto del mercado.
Más ejemplos se pueden encontrar precisamente… en Internet. Google representa el 77% de búsquedas. El resto de buscadores se tienen que repartir el pastel. Lo mismo pasa con las redes sociales, con Facebook, Instagram y Whatsapp acaparando la mayor parte del mercado.
Esto no quiere decir que los que no están en la cima sean malos. El problema es que no son los mejores.
Estamos transicionando hacia un mercado de ganadores. En consecuencia, todos aquellos de habilidad media observan impotentes cómo desaparecen las oportunidades para ellos. Mientras tantos, los mejores se lo llevan todo.
“Cualquier surgimiento de oportunidad siempre va a venir acompañado de un aumento de la desigualdad.”
Actualmente la sociedad tiene una forma de tulipán. Una gran clase media y los extremos (ricos y pobres) pequeños. El problema es que los trabajos de media-pequeña habilidad están desapareciendo, por lo que se va a convertir en un reloj de arena.
Esto es posible gracias a Internet. Dejando de lado el hecho de que algunas tareas de “habilidad intermedia” pueden ser realizadas por un ordenador, ponte en el punto de vista de un empresario.
A la hora de contratar a alguien, puedes elegir entre una persona “media” o una persona con habilidades extraordinarias, sin importar que esta última viva en la otra punta del mundo.
Menos personas harán más trabajo.
Lo irónico es que a medida que crece la desigualdad entre miembros de un mismo país, disminuye la desigualdad entre distintos países. Si naces en África, tienes infinitas menos oportunidades que una persona nacida en España. Pero eso cambiará. Con una conexión a Internet y voluntad de aprender, cualquiera podrá convertirse en un Individuo Soberano.
El surgimiento del individuo soberano
“El mérito, dondequiera que aparezca, será recompensado como nunca. La mayor fuente de riqueza serán las ideas que tengas en tu cabeza en vez del capital físico, quien sea que piense claramente será potencialmente rico.”
Las personas con habilidades superiores acapararán la mayor parte del trabajo y los beneficios, convirtiéndose así en una nueva clase social: individuos soberanos. Este es precisamente el título del libro (The Sovereign Individual = El Individuo Soberano).
Serán los grandes beneficiados de la Era de la Información. Dispondrán de libertad geográfica para vivir donde deseen, y no estarán sujetos al control de ningún Estado.
“La transformación será a la vez buena y mala. La buena noticia es que liberará a los individuos. Por primera vez, aquellos que puedan educarse a sí mismos serán libres de inventar su propio trabajo y absorber todos los beneficios de su productividad.”
Los individuos soberanos no serán empleados de ninguna empresa, sino que tendrán su propio pequeño negocio o trabajarán por proyectos, de manera similar a la industria del cine.
Cuando se quiere hacer una película, se reúne a un grupo de personas hasta completarla, y después cada uno sigue su camino. La diferencia será que ahora los miembros del proyecto podrán estar en continentes distintos.
Parece evidente que muchos trabajos se pueden realizar con Internet desde cualquier parte del mundo, pero no es algo que veamos habitualmente a nuestro alrededor. Este hecho cambiará. Cada vez más, individuos capaces de crear un valor económico significativo serán capaces de retener la mayoría del valor que generan para ellos mismos.
“Los buenos trabajos serán una cosa del pasado. Un “buen trabajo” no es más que un trabajo en el que te pagan más del valor que generas.”
A la clase media le costará asumir su descenso de poder adquisitivo, y verán como culpables a los individuos soberanos. Los más resentidos por el nuevo orden serán aquellos de talento medio en países actualmente ricos.
Esta nueva clase “inempleable” no aceptará su posición y se generarán disturbios protestando por el nuevo orden. Reclamarán que el Estado redistribuya la riqueza para tener una sociedad más igualitaria. El problema es que esto será imposible
Los individuos soberanos habitarán en una nueva cibereconomía. Esta no estará sujeta al control de ningún Estado, porque serán incapaces de hacerlo. Elementos como las cibermonedas (Bitcoin) harán imposible que los Gobiernos puedan capturar dinero para redistribuirlo.
Además, los Individuos Soberanos podrán elegir el Estado en el que residen.
El fin del monopolio del Estado
“El Gobierno no se comporta como una empresa, sino que busca aumentar sus ingresos y gastos a toda costa. La gran mayoría de Gobiernos está en déficit fiscal.”
Lo normal hasta ahora es nacer en un país y residir toda tu vida en ese país. La mayoría de individuos soberanos no harán esto.
Se darán cuenta de que existen diferencias importantes en cómo tratan los Estados a sus habitantes, sobre todo en materia de impuestos, y empezarán a verlos como quien va a una tienda.
Cuando vas a una tienda, eliges entre las distintas opciones en función de su precio y su calidad. De la misma manera elegirán los individuos soberanos, ya que sus ingresos no dependen del lugar en el que residen.
Por un lado, analizarán cuántos impuestos cobra determinado país. Por otro lado, analizarán lo que ese país les ofrece a cambio. ¿Buen clima? ¿Buena Sanidad y Educación? ¿Poca corrupción? ¿Gente simpática?
En base a estos factores, decidirán su lugar de residencia.
“El Estado está acostumbrado a tratar sus contribuyentes como un granjero trata a sus vacas, dejándolas en un campo para ser ordeñadas. Pronto estas vacas tendrán alas.”
Como un granjero enfadado, el Estado sin duda intentará tomar medidas desesperadas para evitar que escapen sus vacas, pero esto apenas tendrá efecto. El estado nación se morirá de hambre cuando sus ingresos por impuestos decaigan.
Muchos no sobrevivirán al proceso.
La caída del Estado
“Todo orden social incorpora entre sus tabús más importantes la noción de que la gente viviendo en él no debe pensar en cómo acabará y qué reglas prevalecerán en el nuevo sistema que tomará su lugar.”
“La gente siempre y en todos lados es hasta cierto punto conservadora. Esto implica una reluctancia a pensar en disolver viejas convenciones sociales, eliminar las instituciones, y oponerse a las leyes y valores con los que nacieron.”
Parece algo imposible, ¿verdad? Quizás no lo sea tanto. Si sus individuos más productivos lo abandonan, en una época en la que el Estado tiene gran tamaño, y por tanto gran necesidad de ingresos, es posible que quiebre.
Aun así… resulta difícil de creer. El Estado siempre ha existido, por lo menos en nuestra memoria. Antes, la institución predominante era la Iglesia.
En Europa, la palabra de la Iglesia era la ley. Podía apresar y condenar a criminales. Había que pagarle impuestos, el diezmo. Había que obedecer sus instrucciones. En muchos momentos, tenía su propio ejército. Sus líderes eran vistos como figuras de autoridad.
Sin embargo, la población cada vez estaba más harta de sus abusos e incompetencia. Había crecido en tamaño y corrupción por lo que cada vez requería más recursos para mantenerse. La desaprobación de la gente se parece a la desaprobación de burócratas y políticos hoy en día. A la vez, las nuevas ideas del Renacimiento cuestionaban su autoridad.
Era todopoderosa, y sin embargo cayó.
“La corrupción, el decline moral y la ineficiencia parecen ser señales de las etapas finales de un sistema.”
Los autores del libro predicen que lo mismo pasará con el Estado. No desaparecerá, igual que la Iglesia no ha desaparecido, pero verá su poder e influencia reducidos.
Además del problema de la disminución de ingresos causada por el abandono de los individuos soberanos, el Estado se enfrenta a otro problema: el cuestionamiento de su utilidad.
Cuando surgió el Estado, lo hizo porque era necesario. Había que crear regulaciones para la construcción de fábricas, recaudar impuestos para redistribuir la riqueza, mantener un ejército para defenderse, crear servicios públicos y muchas otras tareas.
Estas funciones tenían un precio: ineficiencia. Cuando se crea una gran organización, es inevitable que los recursos se administren de manera ineficiente. Cuanto más grande sea esta organización, más pronunciado será el efecto.
Antes sí compensaba pagar el precio, pero cada vez menos. Por eso, los Estados que prosperarán serán aquellos pequeños y eficientes, que serán capaces de atraer a los individuos soberanos.
Mis conclusiones
Me encanta este libro por lo adelantado que era a su tiempo. Como he comentado al principio, ¡fue publicado en 1997! Es más viejo que yo. Me parece increíble que cuando mucha gente ni siquiera conocía Internet, los autores publicaran estas ideas.
Tras más de 20 años, se ve cómo algunas de sus predicciones se han cumplido, otras están en camino y otras no lo harán nunca.
Sin embargo, la idea principal es cierta: estamos viviendo un cambio de era. Como comenté en mi último artículo, la crisis que vendrá después de la pandemia acelerará algunos cambios.
El futuro que presenta parece bastante negro para aquellos que no se conviertan en individuos soberanos. No creo que sea tan terrible como prometen los autores, pero nunca está de más prepararse.
Para ello, me dedicaré a la idea que intento transmitir con este blog. Mejorar todo lo posible constantemente. No solo porque implica tener más “éxito” en la vida, sino porque es la mejor manera de vivirla lintk.
“Si puedes resolver problemas, tienes un brillante futuro. Sin importar donde vivas, encontrarás numerosos problemas que necesitas solución. Aquellos que se beneficien de soluciones a sus problemas te pagarán generosamente por resolverlos.”