¿Alguna vez has estado enganchado a un videojuego? Si es así, sabrás a lo que me refiero.
Un videojuego está específicamente diseñado para ser lo más adictivo posible y que disfrutes al máximo mientras juegas. De esta manera pasas más y más horas en él.
Pero… ¿cómo logran los desarrolladores esta cualidad? Hay ciertos elementos en la gran mayoría de juegos tienen en común. Quizá, entendiendo algunos de ellos, podremos aplicarlos a nuestra propia vida para así disfrutar más de esta.
Estos son.
Mejora continua
Si tuviera que elegir el elemento más importante, sería este. No hay nada que nos guste a los humanos más que ser mejores cada día en algo.
En la mayoría de juegos, empiezas siendo un novato. Quizá no sabes de que trata el juego, o ni siquiera conoces los controles. O quizás te están matando continuamente porque no tienes la suficiente habilidad para esquivar los retos que te proponen.
Pero poco a poco, vas mejorando. A medida que avanza el juego, se hace más difícil. Pero como tienes habilidades superiores, eres capaz de superar estos retos, y eso a su vez hace que sigas mejorando.
Igual que en un juego, en nuestra vida tenemos diferentes retos diarios y una serie de habilidades para lidiar con ellos. Lo bueno es que podemos mejorar, y retos que antes nos parecían imposibles están de repente al alcance de nuestra mano.
Esta es una de las razones por las que hacer deporte puede ser tan adictivo. Cada día vas mejorando tu habilidad. O bien haces menos tiempo recorriendo cierta distancia, o eres capaz de levantar más peso en el gimnasio, o logras tirar con más precisión en un partido de fútbol.
También se puede aplicar a otras habilidades, como hablar en público. Si lo practicas, puedes pasar de morirte de vergüenza al dar una presentación a tus compañeros de clase en el instituto, a dar un discurso delante de decenas de personas desconocidas sin ponerte nervioso.
Lo bueno de la mejora continua es que te permite acceder a retos cada vez más difíciles. Sin esta cualidad sería imposible acceder al estado de flujo.
Estado de flujo
Ya hablé de él en este artículo. En este estado, sentimos que el tiempo vuela, y tenemos una concentración absoluta en la tarea que estamos ejecutando.
Es imprescindible que el nivel de reto que supone la actividad que estamos haciendo nos ponga al límite de nuestras capacidades. Si es demasiado fácil, nos aburrimos. Si es demasiado difícil, nos frustramos y abandonamos.
Recuerdo cuando jugaba a videojuegos. Me ponía delante de la pantalla, y cuando volvía a mirar la hora, habían pasado 1 o 2 horas sin que yo me enterara.
Este efecto no es casualidad. ¡Los videojuegos están específicamente diseñados para ello! Por eso es tan placentero jugarlos. Tienen cierta dificultad, la justa para que tengas que esforzarte y sea un reto, pero no tanta como para que te frustres y abandones.
El equivalente aquí sería introducir actividades que nos proporcionen flujo. Estas pueden ser casi cualquier cosa.
El fracaso no importa
En muchos videojuegos, existe el concepto de “morir”. Es algo similar a fracasar. No logras completar el objetivo y mueres.
Pero… ¿sabes qué pasa cuando mueres, es decir, fracasas? Absolutamente nada.
Le das a reiniciar y sigues jugando tu partida, volviendo a intentar aquello con lo que fracasaste.
¿Por qué no actuamos así en nuestra propia vida? Cuando algo no sale como esperamos nos frustramos e incluso a veces abandonamos. ¡Después de un único fracaso!
Esto sería impensable en un videojuego. Imagina morir una vez… y abandonarlo. Nadie hace eso. Pero por alguna razón en nuestra vida diaria sí lo hacemos.
Competición
En la mayoría de videojuegos, existe un modo multijugador en el que en vez de enfrentarte contra la máquina, puedes enfrentarte a otros jugadores de todo el mundo.
Cuando vences, sientes un chute de emoción. Cuando eres vencido, te da un bajón temporal, que te impulsa a querer mejorar para la próxima.
En nuestra vida diaria, tenemos pocas oportunidades de competir. Cada uno hace su vida y nadie se preocupa de superar a los demás. Pero añadir un poco de competición puede animarnos a ser mejores.